martes, 2 de septiembre de 2025

UNA GUITARRA VERDE


 

UNA GUITARRA VERDE

El Confesionario



Creo que esta historia la he contado muchas veces, por eso es que debe de quedar en este CONFESIONARIO, tiene que quedar en letras y palabras, para que no se las lleve el viento, ni los años; todas mis historia como musico, canta autor, compositor empezó con una guitarra verde, si alguna canción llego a tus oídos de las cientos de canciones que he compuesto, debió ser gracias a que una guitarra verde de marca Yamaha fue protagonista e iniciadora de lo que hoy voy a confesarles, nada de mi vida como cantante hubiera sido posible, si no fuera por esa guitarra verde que una vez llego a mis manos, cuando a penas tenia 14 años y ni siquiera quería tocarla ni cantar.

En las memorias de la casa de mi "Ita" (abuelita ), Calle Sonora # 401, que son muchas historias de mi infancia principalmente, recuerdo un porchecito rodeado de piedras que eran jardineras con rosales a los dos lados, una llave de agua en la esquina, dos escalones a la calle y una puerta pequeña de metal para salir a la cañada, que en aquel entonces aun era de terracería, donde corrían los arroyos en tiempos de lluvia, ahí en ese porche salía mi Ita y mi madre por la tardes a platicar y a tomar café y yo a escuchar las platicas de de ellas.

Recuerdo la tarde que la gente pasaba despues de trabajar y por costumbre saludaban a mi Ita, y a mi madre, - Buenas tardes Doña Mariquita - y mi abuela respondía - Buenas tardes Don Jose -, así eran las tardes tomando café con leche y yo leche con café, esa tarde fue diferente, rompió el esquema, mi madre era inquieta, izquierdista, visionaria, valiente, humanista y llevaba en su interior una vena de poeta aunque nunca escribió nada, amaba la poesía y a veces leíamos a Neruda a Nervo, a Octavio Paz, a Lorca pues ella siempre me regalaba libros, que eran mis regalos mas preciados, pero esa tarde algo cambio en el programa de mi madre, de la nada y como un rayo que callo en su cabeza y dijo - Te voy a comprar una guitarra para que me cantes todas las tardes aquí, con un café -, recuerdo que esa frase fue directa, como un mandamiento que cae del cielo y sonó como si fuera una orden casi celestial, de inmediato mi reacción fue igualmente directa y fría, - No, no me compres nada, ni guitarra ni nada, como sabes si quiero yo tocar guitarra o cantar ?, quien te dijo que yo quiero o tengo ganas de aprender a tocar una guitarra ?, ademas no me gusta cantar - , para ella fue como si hubiera pasado un carro por la calle, una mosca o un vientesito de primavera, como si mi voz sonara en la distancia bla, bla, bla, bla.... Vi que sus ojos se fijaron en un solo punto, y creo que hasta vio a su hijo cantándole una tarde como esas - Reloj... no marques la horas, porque voy a enloquecer - ella con su mirada perdida en sus adentros escuchaba mi voz entonada y una guitarra finamente marcando acordes con melodía y armonía que hacia de sus tardes una delicia, y como le conocían esa mirada le replique - Mama en serio, te lo digo.... No quiero tocar guitarra, ni cantar, no me gusta, así que no insistas, no quiero- ; Pero ella era terca, y yo sabia que si esa idea había cruzado por su mente, seria muy difícil poder erradicarla, había pasado en un momento justo y hasta había escuchado melodías en su mente, que bien podrían hacerse realidad.... Porque ?... porque mi madre veía cosas que yo no vi, ella sabia que yo tenia algo que yo no veía, y así paso el tiempo y ella se enfrasco en una idea clara, posible y hasta factible, ya no había poder humano que la hiciera cambiar de opinión.

Un buen día, y ahora digo bueno, me dijo - Vamos, tengo una sorpresa para ti-, La verdad yo la idea de la guitarra no la tenia registrada, en mi memoria a corto plazo, ya que después de haberle dicho con tan semejante negación que no me interesaba, yo me imagine que esta fecha del pago de su pensión, su gran sorpresa seria una hamburguesa con papas de "La Campana",y yo contento fuimos a buscar la hamburguesa, pero justo antes de llegar al Cinema Gemelos, había una pequeña tienda de instrumentos musicales, ahí mi madre obcecada y necia, llego a dar su ultimo pago para sacar una guitarra grande, de marca Yamaha y verde, de cuerdas de metal, que le había costado en apartado 300 pesos moneda nacional con abonos de 20, 50 y 100 pesos, que completó el total para regalarme la famosa guitarra verde, fue tanta mi molestia, mi coraje, que vi desvanecerse la hamburguesa frente a mis ojos y ver una guitarra verde que solo su color, ya me resultaba repugnante, a demás que la cantidad de 300 pesos de aquella época eran como 3 mil pesos de ahora, y me dolía el codo, me parecía que tener un regalo tan caro que ademas no me gustaba era un desperdicio, ni quería aprender, no tenia ningún interés, ademas que era verde, jamas había visto una guitarra verde, de un color tan verde y tan falto de gusto, que veía y creía que era una inversión tirada a la basura, pero ella no, ella si me vio cantando para cientos o miles de personas, vio que podía escribir cientos de canciones, que yo tenia la capacidad de escribir poemas, que después serian canciones, ella vio lo que yo no miraba, ella pudo discernir que a pesar de mi enojo y malestar, ella veía con otros ojos lo que su hijo no sabia, no entendía, ella con una sonrisa dijo, - Componle una alabanza a JesuCristo -, yo no tocaba ni siquiera un acorde, ni siquiera sabia afinar una guitarra y ya me pedía una composición, esa era mi madre, Doña Chayito como le dicen todavía de cariño una mujer inteligente, una mujer valiente, amorosa y definitivamente la que vio en mi, un talento que aun me cuesta verlo y entenderlo, ella vio mas allá de mis deseos, de mis ganas de aprender a tocar una guitarra, ella sabia muy bien, indubitablemente sabia, que mi vida necesitaría una guitarra para no ahogarme, para no empacharme, para no saturarme, necesitaría una guitarra para cantar.... para no llorar.













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