LA CARTA
El Confesionario
Cursaba el tercer año de primaria, caminaba siempre de regreso a casa que eran 4 o 5 cuadras de distancia, y al pasar por la iglesia Guadalupana y sentir la solemnidad de la supuesta casa de Dios, como si cupiera en ella, mis reflexiones de niño, cuando dice la biblia que la tierra es el estrado de sus pies, midiendo los tamaños mas allá de la fe, ya desde niño quise acomodar a Dios con parámetros humanos, con la lógica humana, obviamente como un niño de 8 años, con los criterios humanos, cuando él esta sobre todo entendimiento y razonamiento, si pudiéramos acomodarlo en nuestra capacidad humana, lo reduciríamos y minimizariamos y complicaríamos el entendimiento para conocer mas del Creador, y así en ese trayecto siempre hacia figuras mentales, ya hacia una filosofía infantil, incluso poética, y entonaba algunas melodías que cantaba improvisadas, por los detalles que se me cruzaban en el camino; No se porque razón de repente, incluso inesperadamente se me venia un temor o miedo, que recorría todo mi cuerpo, incluso apuraba mis pasos, y este temor me golpeaba como un balazo de agua fría, que me llegaba de cualquier dirección, pero a veces era constante, y a veces efímero, pero me inundaba, el presentir, que al entrar a mi casa, vería a mi abuela llorando por la muerte de mi madre, fueron muchas las veces que en ese trayecto tenia un presentimiento fatalista, que gracias al creador nunca paso de esa forma, bueno, no tan tiernito de edad, obviamente mi madre nos duro muchos años mas, aunque enferma, sufriendo dolores horribles, egoístamente quiero decir que nos duro viva sufriendo muchos años mas.
Aquí es donde quiero hacer este Confesionario porque cabe señalar que mi madre sufrió su enfermedad la mayor parte de su vida, según ella me contó que cuando yo gateaba ella lo hacia conmigo por el dolor en sus piernas, y jugaba conmigo en el piso por no poder sostenerme en brazos.
Ella sufría artritis reumatoide una enfermedad que según dicen es enfriamiento en los huesos, regularmente en una parte especifica, ella lo sufría en todo su cuerpo, desde el craneo hasta sus pies, pasando por todas sus extremidades, que ya se veían malformaciones en los codos, manos y pies, incluso en el craneo se sentía disparejos la ranura que divide el hemisferio izquierdo con el derecho y no solo padeció mi crianza, sino la de 4 hermanos mas, que fueron sus grandes logros, lo mejor que pudo hacer mi madre, esos 5 hijos los cuales ahora que los veo plenos, grandes, exitosos, con sus familias, felices, con hijos y nietos, solo puedo decir que GRANDE MADRE TUVIMOS.
Muy a pesar de las recomendaciones de la familia de no tener mas hijos, por su estado de salud y su cuerpo dañado por la enfermedad vino a este mundo mi hermana Lourdes, Veronica, Gerardo y mi hermano Cesar todos ellos hombres y mujeres de bien, que si somos alguien en esta vida, todos los méritos y aplausos se los lleva sin lugar a dudas mi madre, Doña Chayito que ya les contaré en este mismo CONFESIONARIO, como fue que el ultimo hijo de Doña Chayito al nacer, mi madre dejo su vida por algunos minutos, ella dando su vida a cambio de la de mi hermano.
Recuerdo y volviendo al tema de mi escuela, cuando veía que el director pasaba por el pasillo de mi salón de clases pensaba que vendría a decirme que me fuera a casa porque mi mama había muerto, y esa congoja, incertidumbre, carga, siempre estaba presente en mi niñez, al verla tendida por meses, algunas veces por años completos, que no podía moverse en la cama, ni siquiera para darse la vuelta en la noche, me despertaba para acomodarla, levantarla para ir al baño, o ponerle su cómodo o bacinica, darle las pastillas que eran tantas y de tantos colores, las inyecciones, los sueros, las gotas para sus ojos, la pomada para sus labios, porque déjenme contarles que no solo eran el artritis solamente, era su alta presión, pero super alta, mas arriba de los indices normales, que para ella eran cosa de todos los días, los médicos decían que no sabían como vivía con una presión tan alta, agrégale a la lista, una glándula que no secretaba líquidos, ni lagrimas, ni saliva tenia que usar gotas en los ojos para lubricarlos, nunca vi a mi madre disfrutar de su salud por tiempos largos, siempre padecía de algo que la deterioraba poco a poco, y su vida se la paso de su cama, al Seguro Social, donde ya la conocían todos, desde los médicos familiares, médicos especialistas y hasta los intendentes la saludaban al llegar, era parte de la decoración de las salas del seguro, siempre sentadita, esperando un turno que le calmara sus dolencias, o ya por lo menos que la anestesiara para seguir viviendo sin dolor, luces de calor para sus huesos, inyecciones de aceite de oro, una lona en la cama para deshionizar su cuerpo doliente e infeliz, esperando siempre esperando, se gasto media vida, mejor dicho toda su vida esperando, siempre esperando ese milagro... Un milagro que nunca llego.
Pero La Carta ?... cuál carta ?... esa famosa carta que un día de inspiración o más que inspiración mejor dicho, impotencia, me atreví a escribir, recuerdo que fue una noche de esas, donde los dolores no la dejaban dormir, se lamentaba, lloraba, se quejaba con sonidos apagados, para no despertarnos, quejidos de dolor, a veces para que me dejara dormir me levantaba a moverla, para cambiarla de postura porque le dolía su espalda, la acomodaba de lado, igual no era lo mejor, me pedía que la regresara de nuevo, me decía ponme boca abajo, y la ponía boca abajo, no duraba ni cinco minutos, y me pedía ponerla de nuevo boca arriba, eran noches largas, de escucharla y lloraba para dentro, lloraba para ella sola, a veces me despertaban sus lamentos, y sabia que no había mas nada que hacer, ya se había tomado su medicamento mas poderoso, y no había nada mas que yo hiciera para calmarle su dolor, así que despertaba y no decía nada mas que quedarme despierto hasta que ella dejaba de llorar, era imposible, y me sentía impotente, querer hacer algo por ella en este mundo que pudiera calmar sus dolores, y recurría directamente al creador, al todopoderoso para que interviniera de una u otra forma, - Si no puedes, o no quieres curarla Señor..... Señor llévatela - , no tenia palabras, ni oraciones poderosas, ni siquiera conocimiento para poner al creador en entredicho con sus promesas, pero si tenia algo que estaba a mi favor, tenia Fe, y esa noche ore con fe, y le dije - Padre has tu voluntad en la tierra como en el cielo - ; ya no había posición alguna que la hiciera sentirse mejor, ya había tomado todo el coctel de colores de las pastillas, que eran como veinte diarias, desde la mañana hasta la tarde-noche las tomaba, ah y también una emulsión para el estomago, para que no le hicieran estrago las medicinas, pues eran muchas y muy fuertes que podrían dañarle su estomago, que igual se estaba afectando y resintiendo de tanto medicamento.
- Y la carta ? -
Escribí una carta :
Madre querida :
Agradezco que en tu calidad de madre me hayas dado la vida, que me hayas enseñado, mostrado, recomendado, aconsejado con tu amor y tu sabiduría tantas cosas que me sirven y me servirán para siempre, aunque soy joven me ayudara no solo tus enseñanzas sino también tu ejemplo y todo tu amor que me acaricia por dentro, y se que has puesto todo de ti para mi y mis hermanos y creo que tu vida nos ha mostrado claramente el camino para seguir hasta el final.
Por eso quiero deslindarte de toda preocupación, de toda carga, de toda presión que nosotros podamos darte y quiero que te sientas libre, descargada y quiero liberarte de mi, para que emprendas el viaje del cual todos tarde que temprano vamos a iniciar, puedes irte ya en paz, tranquila, en calma, sabiendo que nosotros podremos seguir solos, sin ti, y tu podrás descansar de tus dolores y de todo tu sufrimiento que se ensaña contigo, vete en paz y descansa.
Nosotros ya estamos grandes podremos valernos por nosotros mismos, tu despreocúpate y ve y corre por el jardin del paraíso, corre feliz como siempre has querido, encuentrate con tu padre celestial y danza como a ti te gusta, canta como a ti te gusta, brinca, ríe, salta y disfruta allá lo que aquí no podrás hacer y siempre lo has querido....mira, allá ya no tendrás que tomar mas pastillas de colores, ni tendrás que ponerte las gotitas en tus ojos, ya podrás dormir del lado que tu quieras, podrás comer a gusto, tomar un baso con una sola mano, ya nadie tendrá que darte comer en la boca, anda, ve y se feliz allá en la otra vida, aquí no veo para cuando.
Nosotros estaremos bien, te lo prometo, nuestros hijos y nietos sabrán de ti, les contaremos de ti como una mujer fuerte, valiente, que lucho hasta el ultimo momento que le dio al mundo cinco hijos que siempre te amaran y dirán que Doña Chayito siempre fue una mujer poderosa, que pudo sostener a sus hijos, aun con sus manos deformes, con sus dedos chuecos y ladeados, diremos que fuiste una mujer creyente, una mujer de milagros para otros, nunca para ti, una mujer que vivió para el prójimo, nunca para ti, que fuiste y serás siempre una mujer de Fe.
Atte.
Tu hijo
Esta carta la escribí una de tantas noches de dolores, intensos dolores y al amanecer se la leí, con una taza de café, en voz alta, mirándole a los ojos, con el corazón en la mano, y mi mano en la suya, ella lo entendió perfectamente, ella recibió mis palabras una a una, quiero creer que hasta le hizo bien saberlo, y quiero creer también que se sintió un poquito bien, o mejor, quiero pensar que le gusto saber que le quitaba una carga o preocupación de encima.
Esa Carta solo la leí una vez y se que se la llevo en el corazón, pero no fue bien recibida por los demás, para algunos otros sono como - Ya muérete - o como Déjame vivir en paz - , tuve criticas inmediatas, y reacciones varias pero todas negativas, mi sentir no fue el mismo sentir de los demás, y la verdad eso, como otras cosas no me importo, mi relación con ella fue mas allá de madre a hijo, fue una relación del alma, fue una relación mas profunda, yo vivi con ella mas que el resto de mis hermanos, fui el primero y el mayor, también fui para ella, Jesus Manuel como ella siempre me llamo, nadie me ha dicho Jesus Manuel en este mundo, como ella, ella sabia pronunciarlo fuerte y quedito ...ah y también fui su favorito.

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