sábado, 27 de septiembre de 2025

La Protagonista

 







El Confesionario


Tengo que dejarlo esto muy claro, este libro no se trata de mi padre, estas memorias son para darle todo el honor que se merece a mi madre, mi padre tiene que estar implícito en mis confesiones porque fue parte de mi infancia y el papel antagónico de la historia de mi vida, pero mi madre es la protagonista, mi maestra, mi amada, la mujer mas cercana a mi corazón, quedando esto aclarado paso a lo siguiente.

Muchas veces, ya perdí la cuenta cuantas, mi madre fue profundamente influyente en mi vida, era sacrificada, era prudente, conmigo siempre fue entregada al cien por ciento, recuerdo el día de mi graduación ella estaba recién operada de sus pies, y tenia los tenia enyesados hasta abajo de la rodilla, y eran los dos pies, parecían unas botas blancas, y le dije a mi mama - no vas a poder ir a mi graduación mama-, y ella con una sonrisa de entre orgullo y complicidad me dijo -Claro.. claro que si voy a ir, ya tengo mi vestido listo -, -Pero como, si apenas puedes caminar y andas enyesada-, y ella agacho la cabeza un poco confundida y me dijo - Te avergüenzas si voy con el yeso como si fueran mis botas ?-, -claro que no mama, vamos si quieres te llevo así-, mi madre no podría perderse ese evento tan importante para mi, ella podría haber ido en camilla seguramente, podría haber ido acostada, con mas razón con sus botas de yeso, ella llego a mi graduación con un vestido azul rey y sus botas de yeso, caminaba derechita, estoy seguro que con dolor en sus pies, segurísimo que trato de todas las formas posibles de ocultar su dolor para no ser mas evidente en una fiesta donde ella era la que mas llamaba la atención, pero también estoy seguro que a ella le encantaba ser vista, y con su manera de vestir era evidente que le gustaba ser observada y yo sabia que sus vestidos, sombreros, guantes, y sus zapatillas cuando se las ponía, podía soportar el dolor de sus pies, con tal de lucir como a ella le gustaba.

Esa graduación fue una  prueba mas de ese amor desmedido que mi madre me profesaba, claro que ella fue para mi mas que amor palpable y evidente, era un ejemplo de valentía, y falta de vergüenza, cuando se refería a sus hijos, ella bien podía haber sufrido dolor y vergüenza pero para ellas eso eran pequeñeces cuando se trataba de demostrar su amor siempre incondicional.

Cuando mi madre estaba embarazada de mi hermano mas chico, ya su cuerpo estaba muy deteriorado, sus huesos, su corazón, su energía, su fortaleza estaba muy deteriorada, pero no su fe, esa estaba intacta, vigorosa, estaba lista, pero científicamente, médicamente su cuerpo estaba imposibilitado para dar a luz a otro hijo, así que el medico dijo - Usted no podrá dar a luz a su hijo, morirá en el intento, ahora decida si le hacemos un aborto o se arriesga a parir, pero yo recomiendo que no lo haga, tiene 99 % de posibilidades de morir-, recuerdo esa fecha y también su temple, ella dijo sin lugar a dudas, sin ápice de dudas, -Mi hijo nacerá de cualquier manera, nacerá-, mis tíos y mis abuelos le pidieron por favor que lo pensara bien, que ella ya estaba muy delgada y no tendría la fuerza para dar a luz, su enfermedad y su corazón no soportaría, los hicieron firmar un documento pues ella como siempre, no había poder humano que la hiciera cambiar de opinión, y así fue, entro al quirófano y yo pensé que seria la ultima vez que la veía, pero vi en sus ojos esa fe que daba confianza y se sonrió, y me tomo de la mano, te veo mas al rato.

Mi hermano nació por cesárea y asi fue mas fácil para ella soportarlo, pero estaba tan débil que se puso pálida, mas delgada que de costumbre y soporto traer un hermano mas, y por nacer por cesárea obviamente propuse que se llamara Cesar, así por ser el mayor tuve el privilegio de ponerles los nombres a mis dos hermanos menores a Gerardo solo por como se escuchaba Gerardo Gerardo, y Cesar Gerardo, por la cesárea.

De esa madera estaba hecha mi madre, de un temple, de una necedad férrea y de una fe de esas que abren los océanos, ella era un roble poderoso, aunque de cuerpo frágil, de un espíritu grande y robusto que dejo esta vida hasta que agoto la ultima gota, muchos años después que nació mi hermano.

Y mis confesiones podrían ser incontables, innumerables pero tendría que llenar varios volúmenes de este proyecto llamado "EL CONFESIONARIO", pero este primero será dedicado única y específicamente a mi madre, ya vendrán otros volúmenes, si el tiempo y la memoria me lo permite, pero ya no será dedicada a mi  madre querida, ya tendremos otras musas que llenaran las paginas de "El Confesionario Vol. II".











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