EL CONFESIONARIO
El confesarme en estas paginas y con ustedes, dejo algunas anécdotas que no son de mucho orgullo, confieso mis pecados tal cual, sin maquillaje, sin mascaras, y las dejo a su prejuicio y criterio.
No sé ustedes, pero yo si viaje mucho en el tren bala de Nogales a Mazatlan, pero muchas veces, más de 20 veces, quizá muchas mas, solo para ponerlos en contexto en mis vacaciones de escuela dos veces a la semana, a veces 3 veces.
Mi padre llevaba fayuca de Nogales a Mazatlan, creo que en otro capitulo de 'El Confesionario", les había dicho de esta actividad que parecía inocente por fuera, llevaba "Levis", también camisas 'OP", gorras, dulces americanos, perfumes, entre otros encargos que era un negocio que mi papa tenia para medio mantenernos, pero la verdad es que era un buen pretexto para ver a sus dos familias, una en Mazatlan que éramos nosotros y la otra en Nogales, que eran los que le compraban las cosas en Nogales Arizona, y así de aquí para allá, y de alla para aca disfrutaba su vida viajando de un lugar a otro y bebiendo en el tren su botellita de Presidente con Coca Cola, se la pasaba el viejo a gusto, esos viajes los disfrute yo mucho, pues en una temporada de vacaciones fui una pieza importante para su traficar no solo con ropa y perfumes sino que llevaba otros tipos de mercancía como parque de calibres prohibidos, que mi papa envolvía con plásticos y me posponía bien acomodados en las bolsas de mi pantalón de soldado camuflados, ademas que tenia varias bolsas grandes y podía transpórtalas sin problema, yo tendría como 7 u 8 años de edad, sin embargo para mi era como un juego, y solo con la idea de irme en el tren a Nogales y volverme en dos días, eran vacaciones, divertidas y de aventura.
Recuerdo que fueron varias las vivencias que me dejaron marcado de esos múltiples viajes en el tren bala, gracias a la astucia del viejo, nunca lo detuvieron, ni a mi me descubrieron, aunque si recuerdo que un grupo de judiciales federales, subían al tren antes de salir de Nogales y daban vueltas por los pasillos viendo si había algo o alguien sospechoso, creo que las veces que se detuvieron a preguntarle cosas a mi papa era porque lo veían muy seguido lleno y viniendo, eso era sospechoso, y cuando se atrevían a revisarlo siempre estaba yo sentado en un asiento detrás, nunca junto a él, y traía solo los pantalones y camisas, con la orden de él que si algo salía mal, y lo detenían por algo, no me conocía, y casi siempre me dejaba a mi el dinero en efectivo, ya una vez que empezaba el tren avanzar o pasaba Benjamin Hill que era donde subían de nuevo " Los Pejerros", mi padre se sentaba conmigo.
Cuando el se ponía un poco nervioso era cuando llegábamos a Mazatlan, ahí nos volvimos a separar y me decía que me veía en el sitio de taxis, así que yo solo me encaminaba con mi equipaje y la carga prohibida, mientras que el caminaba por otro rumbo, alguna vez me toco ver de lejos que lo detuvieron para revisarlo, como decía anteriormente, por la frecuencia de sus viajes pero nunca le encontraron nada.
Una vez recuerdo que yo estaba en los asientos de lado, de donde el venia solo, y yo solo en los asientos de lado viendo por la ventana y se paro la judicial para preguntarle que si traía droga, el solo dijo con voz pausada y sereno, - No, solo traigo Coca -, en eso los judiciales se dispusieron a revisar todas las bolsas que traía, y efectivamente encontraron una botella de Ron Bacardi y una botella de Coca-Cola, y cuando la vieron el se rio y les dijo - Les dije que solo traía Coca -, ellos entre molestia y risa, le llamaron la atención por no hacer esa clase de chistes, yo veía de reojo, pues eran las indicaciones, no me conoces, ni sabes quien soy, si me llegan a parar, así que vi, como los pejerros se fueron riéndose, y el se sentía muy astuto y hasta simpático, de ver que había burlado a la PGR y yo a un lado con mis bolsas repletas de balas.
En otra ocasión, pasadas las once de la noche en los vagones del tren bala apagaban las luces y dejaban una que otra luz encendida solo para no tropezar en los pasillos, pero el resto de las luces se apagaban para descansar o dormir, así que yo en los asientos de lado de mi padre cruzando el pasillo me acomodaba para dormir, recuerdo que eran los últimos asiento del vagón pegados a los baños, yo volteaba de vez en vez a ver a mi padre y seguía tomando su Ron con Coca y ya lo veía medio atravesado, borracho y queriendo dormir, a sus espaldas estaba su mercancía entre el hueco que hacia su asiento y el la pared del baño del vagón, había como tres bolsas de nylon, con pantalones, Levis, tenis Converse, entre otras prendas, después de la quietud de la noche y el sonido característico de un tren en movimiento, y el sonido metálico del cruce de un tramo de vía a otra, me encantaba sentir el arrullo y ver las luces de la siguiente ciudad que se veía a lo lejos en la oscuridad de la noche; me percate que un hombre pasaba, y pasaba por el mismo pasillo, y volteaba a ver detrás del asiento de mi papa, que estaba frente a mi, y salía del vagón y escuchaba el ruido mas fuerte del tren al abrir la puerta, y regresaba y hacia lo mismo, volteaba de nuevo detrás del asiento de mi papa, el seguía dormido después de haberse tomado mas de la mitad de la botella de ron, en la siguiente vuelta que dio el hombre de regreso se inclinó y tomo la primera bolsa de nylon detrás del asiento de mi papa y salió a la estancia que estaba de vagón a vagón, en eso salte para despertar a mi papa y decirle que se habían llevado la bolsa, el despertó rápidamente y vio al hombre de espaldas que apenas intentaba cruzar al otro vagón, lo tomo de la chamarra y lo jalo en la pequeña estancia que divide los vagones y le dio tres golpes en la cara, hizo la bolsa de nylon a un lado, abrió la mitad de la puerta de abajo que se dividía en dos partes y lo lanzo a la oscuridad de la noche, no se exactamente a que velocidad iba el tren en ese momento, tampoco se si estábamos pasando por algún puente, por algunas rocas, arena, precipicio o si cayo sobre un campo de flores, tampoco se si sobrevivió al impacto, la caída, o si la velocidad del tren era poca o mucha, no se la verdad si murió o vivió, pero lo que si vi por la ventanilla de la puerta del vagón que el quitada la pena, cerro la mitad de la puerta que había abierto, tomo la bolsa de nylon y volvió a su asiento y me invito a dormir con el, me quede dormido en sus piernas mientras el se preparo otra cubita con el resto de Coca Cola que le quedaba que no era mucho, así que para bajar la adrenalina empezó emborracharse ya que con el ajetreo se le había bajado la peda.
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